Creo que no hemos dicho que Rila deriva de la palabra tracia rula (abundancia de agua). La excursión es una buena muestra de esa abundancia. Las guías dicen de esta zona que "uno de los senderos más populares del macizo de Rila pasa junto a estos pequeños lagos glaciares rodeados por un paisaje espectacular". Afortunadamente Mitko, nuestro guía, tuvo el buen criterio de alterar el itinerario de la excursión y, antes de llegar a esta zona algo masificada, poder disfrutar de otro valle, el del río Urdina.
En este valle vamos descubriendo todos los tipos de vegetación. Desde el bosque inicial de pinos, píceas, hayas, ... pasamos a los pastos alpinos, hasta llegar a las estribaciones de los pasos altos donde se sitúan los lagos. En este caso nuestro guía les llama los siete lagos escondidos.
La comunicación entre valles la haremos en la zona del Pico Verde, autentica muralla y, al mismo tiempo, mirador privilegiado de ambos valles. Desde allí se aprecian, casi al completo, los siete lagos: la lágrima, el ojo, el riñón, el gemelo, el tres pétalos, el de los peces y el de abajo. También se aprecia, por desgracia, la cantidad de tiendas de campaña que han levantado los dûnovistas.
El dunovismo es una religión basada en las enseñanzas del sacerdote y filósofo Petûr Dûnov. Propugna el culto al aire libre y a la meditación diaria. Tras la prohibición durante el periodo comunista, actualmente goza de ciertas popularidad y sus seguidores, vestidos de blanco, se reúnen en esta zona en torno al 19 de agosto para celebrar el año nuevo dûnovista. Tienen permiso oficial de manera que no hay más que hablar.
Pese al gentío, el recorrido hasta el refugio es de gran belleza. Tras unas cervecillas en el refugio de los siete lagos, tomamos el telesilla. El alojamiento estaba en Panichishte (hotel Magnolia), donde pudimos tomar contacto con los bailes tradicionales búlgaros y escuchar un improvisado concierto de Gaida, la gaita búlgara.
Fotos de Marián, Emilio, ...
En este valle vamos descubriendo todos los tipos de vegetación. Desde el bosque inicial de pinos, píceas, hayas, ... pasamos a los pastos alpinos, hasta llegar a las estribaciones de los pasos altos donde se sitúan los lagos. En este caso nuestro guía les llama los siete lagos escondidos.
La comunicación entre valles la haremos en la zona del Pico Verde, autentica muralla y, al mismo tiempo, mirador privilegiado de ambos valles. Desde allí se aprecian, casi al completo, los siete lagos: la lágrima, el ojo, el riñón, el gemelo, el tres pétalos, el de los peces y el de abajo. También se aprecia, por desgracia, la cantidad de tiendas de campaña que han levantado los dûnovistas.
El dunovismo es una religión basada en las enseñanzas del sacerdote y filósofo Petûr Dûnov. Propugna el culto al aire libre y a la meditación diaria. Tras la prohibición durante el periodo comunista, actualmente goza de ciertas popularidad y sus seguidores, vestidos de blanco, se reúnen en esta zona en torno al 19 de agosto para celebrar el año nuevo dûnovista. Tienen permiso oficial de manera que no hay más que hablar.
Pese al gentío, el recorrido hasta el refugio es de gran belleza. Tras unas cervecillas en el refugio de los siete lagos, tomamos el telesilla. El alojamiento estaba en Panichishte (hotel Magnolia), donde pudimos tomar contacto con los bailes tradicionales búlgaros y escuchar un improvisado concierto de Gaida, la gaita búlgara.
Fotos de Marián, Emilio, ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario